El 18 de mayo de 2012 se celebró en el Café Ruíz de Madrid el XIII Café con Literatos, destinado a la figura de la madre. Como es costumbre, se lanzó la convocatoria a nivel internacional, presentándose autores de muy diversas nacionalidades. Fue un arduo trabajo el que tuvieron los miembros del jurado. Entre todos los trabajos presentados se seleccionaron los siete que se consideró que ensalzaban de una forma positiva, bella y sobre todo literaria a la figura de la madre.
Un Café donde no faltó la tertulia, la lectura, y sobre todo, el compartir, como es habitual en Un Café con Literatos, los momentos mágicos que aportan las letras.
Entre los asistentes, estuvieron Joan Gonper, editor de la Editorial Celya, la poeta Concha Nieto, la Tercera Mención de Honor del Premio de Poesía Internacional anual «Un Café con Literatos» Marta Eugenia Rodríguez de la Torre, María Iluminada Bravo Herránz, autora de «Amanecer«, cuyo texto está dentro de la publicación del XIII Café, Rosa María Moya Claver, con su texto seleccionado «Lo era todo para mí» , El autor Alberto de Frutos Dávila con su texto «El llanto«, y el autor también que forma parte de esta publicación Marcos Vasconcellos Naranjo con su trabajo «Los búhos de la madre muerta«.
Vivimos momentos de nostalgia, instantes de recuerdos que se dejaron ver en alguna que otra lágrima de los autores, que sin duda, nos llevaron de la mano a su infancia, o a la adolescencia, ya casi pasada. Encontramos madres ya convertidas en polvo de recuerdo, madres que todavía luchaban por permanecer y conservan una familia unida, pero sobre todo nos encontramos con la madre que todos queremos. La nuestra.
Fue un evento, casi al completo por la presencia de todos los autores que hicieron posible, gracias a su magia de la escritura, la publicación «La madre», donde el único objetivo era no olvidar nunca el simbolismo, la necesidad y la belleza que lleva consigo la figura de cualquier mujer que la vida la ha dotado de hijos.
Después de más de dos horas de tertulia, el XIII Café con Literatos, terminó dejándonos el espíritu más lleno, si cabe, de cuando entramos al Café Ruíz, con el objetivo de realizar las lecturas y crecer con la literatura.
Sin duda, fue una tarde inolvidable.